Restaurante “Café de Paris”

Antes de visitarla, había leído la guía de Suiza unas doscientas veces y revuelto Internet unas doscientas más. Tenía las visitas imprescindibles identificadas y tres restaurantes seleccionados para disfrutar de la gastronomía local. Lo que no me esperaba era que, después de todo lo preparada que iba, alguien me descolocara. Un día antes de partir, un fantástico consultor de viajes me habló del entrecot del "Café de Paris". Revisé mi lista y no estaba! Vuelvo a revisar la guía y los famosos buscadores de los mejores restaurantes de Ginebra y tampoco lo encuentro.

Aún así, decido ir.

Es un restaurante que está ubicado en una de las zonas peatonales más auténticas de Ginebra y muy cerca de la tan conocida "Jet d'Eau". La zona es muy tranquila. Una terraza muy agradable ya deja entrever que dentro hay un espacio especial con mucha historia vivida.

Todo se remonta a 1930 cuando Mr. Boubier perfecciona la famosa mantequilla "Café de Paris" e inmediatamente se convierte en un referente mundial. Los ingredientes secretos (que se negaron a facilitarme) hacen que tenga un sabor único e inimitable.

El interior es fascinante. Transporta a las braserías de Paris de principios de siglo. Espejos con letras doradas, lámparas cargadas, bancos de piel de color granate... todo elegante y clásico a la vez. Antiguo y auténtico.

La cocina está abierta de 11h a 23h sin paradas. De 08h a 11h sirven desayunos.

Tipo: no hay carta. El menú es único: ensalada verde y entrecot a la mantequilla del "Cafe de Paris" acompañado de patatas fritas. Sin duda, una de las mejores carnes que he probado nunca. Tienen una extensa carta de postres.

Es una visita obligada en Ginebra.