Posada “Casa Mori”
AccesoUna vez llegados a Maracay, coger la Avenida Casanova Godoy que empalma con Avenida Las Delicias hasta llegar a El Castaño. A partir de aquí, empieza la aventura. Se tiene que cruzar el Parque Nacional Henry Pittier por una carretera de montaña llena de curvas que lleva a Choroní. Carretera sensacional… lo tengo que decir.
De Choroní a Puerto Colombia hay 5 minutos en coche. Una vez en Puerto Colombia, la posada está a 5 minutos en coche justo detrás de la Guardia Nacional.
Calle Submarinistas, Sector La Avenida Puerto Colombia
Aragua (Venezuela)
Telf: (0212) 214 1027
E-mail: reservaciones@waoturismo.com
Web: https://www.casamorichoroni.com/
En medio del nostálgico y abandonado, a la vez que muy vivo, pueblo de Puerto Colombia, en una calle en el que no irías nunca está la fantástica posada "Casa Mori".
Una discreta puerta de color blanco se levanta en medio de una acera inexistente y de una calle polvorienta. Ningún cartel. Sólo hay un pequeño timbre. Por la puerta, se puede entrever una explanada de césped y un edificio blanco escondido detrás las exuberantes plantas. Esto es el parking de los coches.
El hotel está formado por dos edificios.
El primero es donde se encuentra la recepción. Es pequeña y sencilla con una mesa y dos sillas. Nada más. También es donde está el bar y el restaurante. Ambos están ubicados en un porche de estilo colonial que tiene un encanto especial. Es un espacio muy tranquilo donde se disfruta del cóctel de bienvenida (tiene un punto dulce que llega a ser traidor) y de las cenas; donde la luz a base de velas y el ruido del ventilador dando vueltas despacio te hacen vivir noches muy agradables.
El segundo edificio es donde están las habitaciones. Blancas, sencillas, sin ninguna estridencia; pero, en cambio, con todos los servicios (AACC, caja fuerte, wi-fi, tv, velas). Lo mejor de todo, con diferencia, son los baños. Modernos y rústicos vez. Contrastes fantásticos. El espejo cuelga del techo con dos cuerdas para péndulo sobre un cemento perfectamente pulido que hace de pica. La ducha es una auténtica maravilla: una caña gruesa hace brotar el agua a modo de ducha sobre un plato redondo impecablemente pulido. Y todo esto... al aire libre!
Entre los dos edificios, es donde está el jardín y la piscina. El primero es exuberante y frondoso, a la vez que tranquilo y relajado. Grandes plantas y árboles compiten entre ellos para ganar más espacio. Las piedras planas y redondas marcan el camino hacia la piscina.
El servicio es fantástico; pero no olvidemos que el ritmo caribeño es tranquilo. Antonio es quien sirve las cenas y meriendas (estas últimos se disfrutan en la piscina) y también es quien coordina las escapadas a las playas con los "peñeros" y Ana es la eficiencia en persona. No tuve la oportunidad de conocer a la cocinera pero si que quiero reseñar que la cena (sopa de tomate, brocheta de pollo y pescado) estaba de pecado y el desayuno (plato muy trabajado a base de huevos) estaba buenísimo. Buen producto tratado con sencillez.
IMPORTANTE: recomiendo poner gasolina en Maracay. La gasolinera de Choroní abre esporádicamente. Y... llevad dinero en metálico porque sólo hay un cajero y casi siempre está colapsado.
RECOMENDACIÓN: aunque Playa Grande, que es la que está más cerca, es preciosa, recomiendo contratar un "peñero" de confianza de la posada para que os lleve a otras playas de alrededor, como por ejemplo, Chuao.
Valoració: 7,5Buen servicio (2), buenas instalaciones (2), buena comida (2), vista correcta (1,5).
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