Hotel “Rossli”

Pequeño hotel familiar ubicado en el medio de la zona más antigua de Gstaad. Es uno de los más sencillos (o menos lujosos) de la zona, pero su ubicación y su historia lo hacen único. El pueblo de Gstaad es pequeño; de hecho, sólo son dos o tres calles llenas de tiendas de lujo. En un cruce está el hotel. Me sorprendió la cantidad de tiendas y la poca oferta gastronómica del pueblo.

El hotel fecha de 1845. Es la típica casita que todos nos imaginamos cuando pensamos en las construcciones de Suiza: madera por todas partes y techo de pizarra. Tiene 18 habitaciones y 2 restaurantes (supongo que para cubrir la falta que hay en el pueblo). Tuve la oportunidad de comer un día al "Stübli"; me sirvieron comida casera con producto muy bueno.

La primera construcción fue en 1823; pero en 1845 fue cuando se habilitó para ser hotel. Les encanta dejar claro que son un edificio histórico: fotos y objetos antiguos decoran las paredes de la mini-recepción. Durante cierto tiempo también fue la oficina de correos del pueblo (supongo que de ahí viene su nombre). Es el hotel más antiguo de la zona. 4 generaciones de la misma familia han sido las responsables de la gestión del hotel desde 1922.

Dentro es auténtico. En la parte de debajo, están los restaurantes y la pequeña recepción. Unas escaleras estrechas de madera, que chirrían a cada paso, llevan al piso de arriba que es donde están las habitaciones. Son super amplias y confortables, con wi-fi en todas ellas.

Como servicios adicionales, ofrecen paquetes de esquí en invierno y rutas de senderismo y bicicleta en primavera/verano. Pero lo que me pareció más provocador (no tuve tiempo de hacerlo, pero volveré sólo por eso) es que organizan excursiones semanales a una cabaña privada ubicada en plena montaña.

Hotelito del todo recomendable, de trato muy familiar y con una ubicación inmejorable.

Disculpad la falta de fotos. En la web del hotel se pueden ver más.