Restaurante “Artte”

Hay pocos locales como este en Barcelona. Tiene mucho carácter. Te cautiva. Te engancha.

Una puerta de hierro y vidrio separa los dos ambientes. La tienda es lo primero que uno se encuentra al entrar. De hecho, la tienes que cruzar para llegar al restaurante; y siempre la cruzas con más tiempo de lo previsto... la decoración hace que estés un buen rato, sencillamente, observando. Techos altos con las canalizaciones descubiertas y las paredes de obra vista blanca recuerdan a los lofts neoyorquinos. Estructuras de madera impecablemente cuadriculadas protegen, a la vez que muestran con orgullo, la extensa variedad de tés que ofrecen (tanto para ser tomado allí o para comprar). La enorme mesa, iluminada con luces de tazas, es donde se organizan los talleres de introducción al mundo del té.

El restaurante... Perdón, el fantástico restaurante es grande, amplio y diáfano. Columnas forradas con azulejos blancos y negros del techo al suelo. Cuadros grandes y pequeños, todos ellos estridentes, se dejan entrever por las paredes. Sofás retro, focos modernos... estilos que contrastan y que me fascina como lo mezclan. La barra al fondo parece que no está y es justo desde donde se controla todo. A medida que cae la noche, las claraboyas de luz natural dan paso a las proyecciones en las paredes consiguiendo crear diferentes ambientes sin que uno ni se dé cuenta. Pasan cosas y, en cambio, se está tranquilo y a gusto. Cambiante y versátil ... tal y como dicen.

No se conforman con ser tienda y restaurante; ellos quieren más. El escenario que hay a la izquierda es donde se hacen las propuestas artísticas que están permanentemente en su agenda: conciertos de música en directo, presentaciones de libros...

Quiero hacer mención especial a Juan Antonio Fuentes, el jefe de sala. Lo vive con pasión y así lo transmite. Está pendiente de todo. No se le escapa nada. Todo el mundo está bien atendido y sin agobios. Sabe "leer" a la gente y la sabe tratar según lo que necesita cada uno. Gracias por tu profesionalidad!

Tipo: ellos la definen como "cocina viva" por su alto contenido en vitaminas y nutrientes; yo añadiría "y gratamente sorprendente". Juegan con las mezclas... les doy las gracias porque me encanta ver como todavía hay gente que sale de los convencionalismos y se atreve a poner en el mismo plato productos que nunca había visto juntos.

• Olivada con tomate y albahaca - entrante muy acertado.
• Tártar de tomate y dátiles, con quinoa al cilantro y limón verde - plato súper refrescante.
• Crema de aguacate con tierra de remolacha, mini zanahorias y anchoas del cantábrico - plato que sorprende sólo verlo! Parece una maceta con las verduras plantadas. La crema es finísima. Es la tierra de remolacha la que le da el contraste, sobre todo, en la textura. Las anchoas están estratégicamente distribuidas consiguiendo así no matar el sabor del aguacate. Plato auténtico.
• Pulpo y aguacate cocinado con sal negra de Himalaya, ají y soja - uno de mis platos estrella. Nunca había probado el pulpo mezclado con aguacate. Cuando le trajeron, me dio miedo y ahora... sé que volveré para repetirlo. La soja y la sal negra le dan la perfección en el plato. Fantástico.
• Caballa y foie templados con infusión de verduras y té rojo - otro plato estrella. Caballa con foie regado con té??? Chapeau Carl! Impresionante la mezcla y, repito, me encanta que me sorprendan... lo habéis conseguido.
• Meloso de cordero al Early Grey con puré de boniato y trufa negra - delicioso. Se deshace. El boniato le da un punto dulce que el cordero agradece.
• Pastel de chocolate, aguacate, avellanas y sirope de agave - de nuevo... habéis visto el chocolate y el aguacate en un pastel alguna vez? Yo no. Único.

La carta está pensada para todos los públicos. De hecho, cada plato especifica si contiene lactosa, gluten, etc. No os vayáis sin probar alguno de sus cócteles...

El lugar te hace partícipe de una obra de arte entre paredes, decoración, música en vivo y una carta atrevida.

"La realidad sin imaginación es la mitad de realidad".