Hotel “Lotus Priorat”

Descubrir el Priorat y que te enamores de golpe no es sólo responsabilidad de la fantástica naturaleza de la comarca... "Lotus Priorat" también tiene su parte de "culpa".

Es un pequeño hotel con mucho encanto ubicado en medio de Falset. La finca se remonta al 1799; pero ha sido reformada completamente consiguiendo ofrecer todas las comodidades a quien se aloja.

La entrada es discreta y pequeñita. Tiene una combinación de decoración antigua con materiales modernos que atrapa sólo verla. Una vez dentro, una mesita de madera antigua, colocada en una esquinita y rodeada de paredes de piedra, da la bienvenida. Parece que diga "siéntate y relájate. Aquí no tenemos prisa".

Un pasillo conduce a la zona del bar-restaurante. Mesas y bancos de madera, cuadros en las paredes y botellas de vino en las ventanas. Tiene encanto. Aquí es donde sirven desayunos el fin de semana, comidas y cenas (todos los días excepto los lunes), vermuts y combinados por las noches. De todo un poco! Todo está orquestado desde la barra. Una barra que late constantemente!

Pero... no me quiero olvidar de la terraza. Tranquilidad y silencio. Una pequeña joya que debe ser vivida como merece: sin prisa.

El hotel ha sido pensado para adaptarse a las necesidades de todos. Tienen habitaciones, apartamentos, estudios y el ático. 9 habitaciones con elementos originales de la casa combinados, con mucha gracia, con objetos modernos. Todas ellas disponen de todas las comodidades: televisión, climatización, secador, wifi...

Tuve la oportunidad de alojarme en un "Apartamento verde". Tiene ese punto moderno que tanto me gusta a mí. Fantástico! Una pared verde separa el dormitorio del resto. Televisión led a pocos metros de una caja de fruta de las de toda la vida: contrastes que me encantan. Chimenea para los que vayáis en invierno con ganas de fin de semana romántico y terraza, con vistas a la sierra de Llevaria y la Mola de Colldejou, para los que vayáis en verano. Todo pensado para satisfacer cualquier necesidad!

Me parece que no había dormido nunca con una puerta antigua de cabezal y con dos troncos de mesitas de noche... No sé si fue la emoción del nuevo escenario, las sábanas de algodón o la tranquilidad... pero la cama me atrapó!

En el otro lado de la pared verde hay un sofá cama para dos personas y, muy cerca, la pequeña cocina que da servicio a la mesa de 4.

Y... ellos... ellos son un encanto. La ilusión de unos cuantos amigos para sacar adelante este proyecto se transmite con la delicadeza con la que lo hacen todo.

Me llevo un muy buen recuerdo!