El 2022 es uno de los años que más quieta he estado; pero, en cambio, difícilmente lo olvidaré.
Ha estado un año intenso. Todas las escapadas han sido especiales por la gente con la que he compartido; pero Etiopía se ha llevado el podio en muchos sentidos!
Estrené las escapadas del 2022 con un fin de semana en Mayo en Mallorca. Hacía muchos años que no iba y tenía muchas ganas. Fui con familia a casa de una amiga para compartir momentos con ella. El objetivo no era conocer la isla y, en cambio, me enseñó la parte más auténtica. Estábamos en el noreste, cerca de Artà, en medio del campo y sin ruido ni turistas. Desayunar una tortilla hecha con los huevos recogidos el mismo día, es un privilegio. Destaco la visita a Aubocassa. Es una posesión mallorquina donde historia y explotación agraria van de la mano de forma ejemplar. Visitar los campos de aceitunas y acabar con una cata de aceites, ¡no tiene precio!
Los que me conocéis sabéis la pasión que tengo por Menorca. Estuve cuatro días en Junio y quince más en Julio. Es mi segunda casa. Más la conozco, más me alucina. Repetí destinos que ya conocía como la Pedrera de Santa Ponça, las calitas de Binisafua como Es Caló Blanc o la misma playa de Binisafua, la maravillosa Biniparratx, la tranquila Cala Teulera, el camí de cavalls de la costa sur, las pomadas en el Som Sis, la puesta de sol en Cavallería; pero también estoy contenta de haber conocido cosas nuevas.
Haber conocido los Brothers of Soul Menorca en Tiffanys ha marcado un antes y un después en mis noches menorquinas. Dejando de lado las fiestas familiares en Binibeca, no recuerdo haber bailado tanto en la isla desde la juventud! Por otro lado, me encantó poder estar solos, en pleno Julio, en un par de rincones de Els Escullots, rincón que desconocía. Paisaje virgen y solitario. Tampoco había visto nunca, desde el mar, la procesión de barcas de Santa Carmen en el puerto de Maó y tampoco había hecho un delivery nocturno por mar! Recoger las pizzas de La Bahia de Biniancolla para comerlas en alta mar viendo la puesta de sol es una experiencia insuperable. Ah! y me encantó conocer Es Forn Nou de Sant Climent. Después de cincuenta años yendo a la isla, es gratificante ver cómo todavía me sorprende y no sigo explicando que sino no me quedará nada para las publicaciones!
A mediados de Octubre fui un fin de semana a Madrid. Íbamos las siete amigas del colegio a celebrar el aniversario. Era una escapada que esperaba con mucha ilusión; pero nunca habíamos viajado juntas; de hecho, yo nunca había compartido más de una cena/comida con ellas. Y ya sabemos todos que compartir 24 horas tiene su riesgo. El resumen es que fue BRUTAL. Vimos cuatro cosas de la ciudad, pero reímos cómo nunca. Desde aquí quiero agradecer al restaurante Aurora por arrancarnos a bailar la primera noche y hacer que no pudiéramos para hasta llegar a Barcelona… a pesar de que el mérito fue nuestro pues en el Ave ya la liamos! Nuestra actitud desbordaba. Por cierto, gran descubrimiento los desayunos en las Hermanas Arce. Buen producto en un lugar diferente! Nenes… fin de semana difícil de superar!
Los nervios se concentraban a finales de Octubre, pues venia el viaje del año: Etiopia. La idea inicial era visitar el norte y el sur; pero como no había tratado de paz en el norte, nos obligó a limitarnos al sur. Empezamos la ruta, en coche, en Arba Minch y la acabamos en Jinka visitando los Konso, la tribu Ari, los Mursi, los Hamer, mis preferidos Karo y los Nyangatom. Como he explicado en el podcast, ha sido el viaje más duro que he hecho nunca. Duro emocional y físicamente. Emocionalmente porque, de los países que he visitado, éste es el más desfavorable o necesitado. Ver a los niños llorando cuando les daba un lápiz, rompe por dentro. Creedme. Me dijeron que solo hacía diez años que estaba oficialmente abierto al turismo y, como consecuencia, casi no hay infraestructuras preparadas. Ésta es la parte dura físicamente. No tener hoteles en condiciones también me costó. Es un país que se tiene que visitar siendo conscientes de dónde se va. Me marcó un antes y un después.
A mediados de Noviembre tuve el viaje anual de primas. Fuimos 10 a pasar un fin de semana a Amsterdam. Lo primero que hicimos es ir a ver el Red Light District de noche. Tengo sentimientos contrapuestos con este tema. A la mañana siguiente y con un día precioso, alquilamos bicicletas para recorrer la ciudad. Probé uno de las tartas de manzana más buenas que he probado nunca, un café delicioso, vi bicicletas oxidadas recuperadas del fondo de los canales, las casas torcidas, las patatas con queso me duraron un mili-minuto y los mejillones también con queso fueron un descubrimiento total! Gracias Rafa y Bea por ser tan buenos anfitriones y enseñarnos lo mejor de Amsterdam.
Este año todos los viajes han sido muy emotivos.
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